domingo, 18 de abril de 2010

35. Épica Medieval. (Segunda parte)


Retomamos aquí la temática de la Épica, esta vez desde sus raíces históricas. Género esencial y adaptable, compuesto para ser recitado o cantado, registra su impronta en todas las literaturas. Cada civilización ha compuesto epopeyas en torno a las hazañas de un arquetipo heroico representativo de sus valores colectivos. Héroes divinos y humanos se enfrentan con enemigos y monstruos infernales en batallas colosales demostrando sus dotes fabulosas.

La Épica Antigua:
Con treinta y cinco siglos a sus espaldas y anterior a Homero y a Virgilio, la Epopeya de Gilgamesh constituye la primera obra literaria de la humanidad. Escrita en escritura cuneiforme sobre tablillas de arcilla por la civilización sumeria, la Epopeya de Gilgamesh desarrolla con fuerza e inspiración temas universales: la fidelidad de la amistad, el origen de proezas sobrehumanas y la búsqueda del sentido de la vida y la inmortalidad. Gilgamesh, rey de Uruk, y gran amigo de Enkidu, hombre de fuerza y estatura fabulosas, son los protagonistas de esta saga heroica que, año tras año, va engrosando sus versos gracias a los continuos descubrimientos y trabajosas traducciones de modernos asiriólogos. Según los registros sumerios, Gilgamesh fue el quinto rey de la primera dinastía que ejerció el poder tras el Diluvio Universal, aproximadamente en el 2600 a. C., y que tras su muerte fue divinizado. Sus aventuras sobrenaturales lo llevaron a descender a las mansiones infernales en busca del secreto supremo de la vida y a volver frustrado y abatido, pero cargado con un mensaje de esperanza para toda la humanidad.

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