jueves, 30 de julio de 2009

1. ¿Cómo llegué hasta aquí?


A manera de introducción:

Es difícil empezar a escribir, o mejor dicho, es difícil saber por dónde empezar. ¿Quién soy? ¿Qué pretendo con este sitio? o ¿Qué es lo que me impulsa a reflexionar en el mismo?
Mi nombre (si es que importa algo conocerme) es Fernand, y lo cierto es que desde muy pequeño fui atrapado por un maravilloso mundo de fantasías, un mundo en donde el héroe luchaba espada en mano contra un cruel villano hasta vencerlo en la última estocada. Ese mundo fue alimentado por cientos de películas (en blanco y negro, por supuesto) que los sábados a la tarde, me retenían largas horas frente al televisor. Así pasaron frente a mis ojos “El prisionero de Zenda”, “Ivanhoe”, “Los caballeros de la mesa redonda”, “Robin Hood”, “La corona y la espada” (Quentín Durward), “Taras Bulba”, “El coloso de Rodas” y todas las pelis del cine épico (peplum) que puedan imaginar.
Supe de Julio César y de Aníbal Barca, conocí el Asia junto a Alejandro Magno, esgrimí un hacha de bronce para defender la ciudad sumeria de Lagash, navegué el Nilo junto a Tutmosis III y llegué a descubrir las minas del rey Salomón en lo profundo del África. Mis viajes imaginarios me llevaron a ser partícipe del ejército conquistador de Gengis Kan y un ronin en el Japón medieval.
Mis primeros héroes fueron los actores que interpretaban a aquellos legendarios personajes: Stewart Granger, Errol Flynn, Douglas Fairbanks (padre e hijo), Robert Taylor, Kirk Douglas, Steve Reeves, Charlton Heston y muchos más...
Luego descubrí que los personajes interpretados eran en muchos casos verdaderos (más allá de las “holywoodenses” proezas que a veces realizaban), y mi pasión por la Historia nació.
Los libros que mi padre me llevó a leer, profundizaron mi necesidad de saber, de conocerlos mejor, y me acercaron al estudio de la ciencia histórica.
Hoy, después de muchos años de vivencias, vuelvo a mis fuentes, a aquel amor imperecedero que me nutrió en mis juegos de niño. Vuelvo a mis “días felices” de capa y espada, de Medioevo, de castillos y caballeros andantes, dispuesto a comprender mejor y seriamente todo lo aprendido y todo lo que he de aprender.
En la búsqueda por encontrarme, descubrí que no soy el único que sueña con ceñirse una armadura (aún cuando nací en América y no en Europa). Descubrí que en muchas partes del mundo hay locos soñadores que comparten como yo, la admiración de un mundo que ya no está.
Por esto, es que me he decidido a disfrutar de aquello que amo con todo mi corazón, esperando algún día poder inculcarle a mi hijo la misma pasión por una época de valor y códigos, de honor y aventuras, de respeto e ideales, que en estos primeros años del siglo XXI se han olvidado...




A todos los que me conocen, y todos los que desean conocer en mi país un poco de esgrima antigua, les dedico este sitio!!!
(En la foto se puede observar una espada larga, Longsword, bastarda o de mano y media)