domingo, 28 de marzo de 2010

31. Errol Flynn “El Robin Hood que tocaba el piano con su pene”



Foto 1: Indudablemente su fama de galán estaba más que justificada.

Si hay un verdadero Robin Hood en la historia del cine este es sin lugar a dudas que el “gran Errol Flyn”, más allá de Kevin Costner o Russell Crowe ahora, quien hizo más célebre al personaje mítico de los bosques de Shervood es este actor australiano- estadounidense nacido un 20 de junio de 1909 en la isla de Tasmania bajo el nombre de Errol Leslie Thomson Flynn.
Hijo de un oceanógrafo, biólogo y botánico, desde niño Errol mostró una personalidad hiperactiva, indisciplinada, muy impulsiva y aventurera. Fue matriculado en un prestigioso establecimiento en Londres, el Eton College, y acabó en París, tras ser expulsado por indisciplinado de la férrea institución británica donde cursaba.
Errol se dedicó entonces al deporte en todas las facetas que estuvieron a su alcance, decantándose pronto por el boxeo e incluso recibió la oportunidad de representar a su país, Australia, en los Juegos Olímpicos de 1928 en Ámsterdam. Pero el joven Flynn, enemigo de la disciplina y de lo estructural no aceptó la convocatoria y se dedicó a viajar por los cinco continentes y a ejercer los más diversos oficios (buscador de oro, de perlas, friegaplatos de restaurante, mozo, fontanero, etc.).
En América, fue atraído por el teatro de entre todas las opciones artísticas que barajó y comenzó a actuar en varias obras hasta que fue descubierto por un cazatalentos de la Warner Bros. Su innegable atractivo, atributos físicos de sobra y una personalidad histriónica y desbordante, fueron una poderosa mezcla para la pantalla grande.
Una vez descubierto, viajó a Estados Unidos para debutar con el título El capitán Blood (1935), al que seguiría La carga de la brigada ligera (1936); pero el éxito, con mayúsculas, le llegaría con Robin de los bosques (1938).
La consagración le llegó con papeles de aventurero, galán y héroe ideal, cuya hombría atraía y embrujaba a la bella dama necesitada de ayuda y protección. Protagonizó además muchas reyertas entre bastidores debido a su personalidad indomable, recalcitrante, desafiante y desbordante que se sobreponía a la de otros actores. Fue blanco de muchas envidias y aprensiones masculinas por su notable capacidad de conquista femenina, a tal extremo que muchos de sus conocidos evitaban presentarle a sus novias o esposas.
De este modo, le levantaron muchas calumnias tales como el ser pronazi u homosexual (por su amistad con Tyrone Power y Truman Capote).


Entre todos sus grandes éxitos, que los hubo y muchos, destacaron los dirigidos por Michael Curtiz, con el que colaboró en once largometrajes, y por Raoul Walsh, para el que trabajó en siete películas. Olivia de Havilland se convirtió desde que trabajó con él en 1935 en su pareja cinematográfica ideal, ya que la serenidad de la actriz se constituyó en el contrapunto ideal a la insolencia y desenvoltura de Errol Flynn. Fue además muy amigo del magnate Howard Hughes con quien compartía muchas de las fiestas privadas que organizaba.
El escándalo llegó a su vida en el año 1940, cuando fue juzgado en un publicitado juicio y absuelto por violación de una jovencita a bordo de un yate.
Su vida personal fue muy turbulenta y disipada. Lo cierto es que su vida privada fue un continuo de escándalos de faldas, pleitos, bullangueríos disipados y persecución de acreedores.
Mostró una faceta de productor y pseudoreportero al realizar el documental The Truth About Fidel Castro Revolution y un film sobre el mismo tema Cuban Story de escaso valor filmográfico.
Flynn, a finales de los 50, ya estaba minado física, económica y espiritualmente, corrompido por los excesos con las drogas y el alcohol, se retiró prácticamente en la ruina y acuciado por el fisco.
A partir de entonces vivió solitariamente en su yate del que sólo saldría para participar como secundario en algún proyecto de antiguos amigos, del tipo de Fiesta, junto a Tyrone Power, Mel Ferrer y la grandiosa Ava Gardner.
El director cinematográfico Irving Rapper, dijo de él: «Tuvo el mundo entero en la palma de sus manos y no supo aprovecharlo».
Como curiosidad se puede citar que, según Marilyn Monroe, Flynn "tocaba el piano con el pene en sus fiestas privadas".
Errol Flynn falleció de un infarto cardíaco prematuramente, el 14 de octubre de 1959 en Vancouver, Canadá, con 50 años.

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