En la mayor parte de la Europa medieval, la sociedad se organizó con arreglo de un sistema “feudal”[1], basado en la entrega de tierras a cambio de servicios. El rey otorgaba tierras, o feudos, a sus nobles más importantes (barones y obispos); y a cambio, los nobles le prometían ayudarles con soldados en tiempos de guerra. Un noble se comprometía a ser vasallo (servidor del rey) en una ceremonia específica, el acto de homenaje, en el que, arrodillado ante el rey, le juraba fidelidad diciendo: “Señor, soy vuestro servidor”. A su vez, los grandes nobles solían repartir las tierras entre los nobles inferiores, o caballeros, que se convertían en vasallos suyos. De ese modo, el feudalismo abarcaba desde la cúspide hasta las clases inferiores de la sociedad. En el estadio más bajo se hallaban los campesinos que trabajaban la tierra y estaban vinculados a ella (siervos de la gleba), con pocos derechos, escasa propiedad y ningún vasallo.
Los campesinos estaban en el peldaño inferior de la escala feudal. Eran trabajadores que labraban la tierra para procurar la comida a “todos”, pobres y ricos.
Los señores gobernaban los feudos arrendando la mayor parte de sus tierras a los campesinos que trabajaban para ellos. También eran los guerreros de la sociedad medieval. Al ser diestros jinetes, estaban vinculados por juramento a servir a los grandes nobles que les otorgaban feudos, y podían ser llamados a combatir en cualquier momento.
Los barones eran en Gran Bretaña los nobles más ricos y poderosos, recibían sus tierras directamente del rey. Cuando Guillermo el Conquistador se apoderó de Inglaterra en 1066, tenía unos 120 barones. Cada uno le suministraba al rey una partida de unos 5.000 hombres.
Los obispos podían acumular tanto poder como los barones. Gobernaban extensos territorios llamados diócesis, y a todos los sacerdotes, parroquias, frailes, conventos, monjes y monasterios incluidos en ellas. La recaudación de diezmos y otros tributos de su diócesis hacía que los obispos fueran inmensamente ricos.
Pocos reyes tenían la suficiente riqueza para mantener un ejército, y dependían de los barones para que les aportasen caballeros y soldados. Pero para los reyes era muy difícil mantener a raya a los barones. En muchos casos, en especial en Francia y Alemania, los grandes barones fueron muy poderosos, y gobernaban sus feudos como si fueran Estados independientes.
Los campesinos estaban en el peldaño inferior de la escala feudal. Eran trabajadores que labraban la tierra para procurar la comida a “todos”, pobres y ricos.
Los señores gobernaban los feudos arrendando la mayor parte de sus tierras a los campesinos que trabajaban para ellos. También eran los guerreros de la sociedad medieval. Al ser diestros jinetes, estaban vinculados por juramento a servir a los grandes nobles que les otorgaban feudos, y podían ser llamados a combatir en cualquier momento.
Los barones eran en Gran Bretaña los nobles más ricos y poderosos, recibían sus tierras directamente del rey. Cuando Guillermo el Conquistador se apoderó de Inglaterra en 1066, tenía unos 120 barones. Cada uno le suministraba al rey una partida de unos 5.000 hombres.
Los obispos podían acumular tanto poder como los barones. Gobernaban extensos territorios llamados diócesis, y a todos los sacerdotes, parroquias, frailes, conventos, monjes y monasterios incluidos en ellas. La recaudación de diezmos y otros tributos de su diócesis hacía que los obispos fueran inmensamente ricos.
Pocos reyes tenían la suficiente riqueza para mantener un ejército, y dependían de los barones para que les aportasen caballeros y soldados. Pero para los reyes era muy difícil mantener a raya a los barones. En muchos casos, en especial en Francia y Alemania, los grandes barones fueron muy poderosos, y gobernaban sus feudos como si fueran Estados independientes.
[1] Para la historiografía marxista Modo de Producción Feudal. Ya trataremos sobre las distintas posturas al respecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario