En este artículo les voy a contar la historia de un superguerrero que daba vueltas por el aire y manejaba su espada con tanta velocidad que terminó atravesado por su propia espada al caer al suelo… jajaja. Muchas veces, vemos en las películas a actores realizando piruetas con sus armas, lanzando golpes increíblemente veloces, o combatiendo sin cansarse durante varios minutos eliminando con su pericia a incontables contrincantes. Ya aclaramos que es imposible mantener un enfrentamiento a muerte con espada tanto tiempo, puesto que al primer error se produce el desenlace fatal con un promedio que va de 2 a 4 segundos de lucha. En las películas manejan además las espadas como si fueran de cartón o goma, en realidad porque son de ese material (por ánimo de no dañarse entre ellos), lo cual les da la susodicha velocidad para hacer las fantásticas piruetas innecesarias a la hora de ensartar al enemigo. Por otro lado, en teatro y exhibiciones, se produce todo lo contrario, es decir, ataques muy lentos con armas que dan la sensación de ser demasiado pesadas. En este caso, se debe a que lo que se pretende mostrar es la técnica o la evidencia de hacia donde va el golpe, para no asesinarse o para divertir (lo que está muy bien por cierto). La técnica real es sobria, efectiva, directa y elegante. Esto no significa que no existieran grandes guerreros o espadachines, sino más bien que tales especialistas de la “muerte” eran en verdad expertos en esas artes letales, y no malabaristas de la espada, que buscaban terminar rápido su faena y continuar con vida. Un ejemplo al respecto es el célebre combate de Tsukahara Bokuden, un Ronin (guerrero errante), que vivió 81 años en el Japón medieval y fue un gran maestro del “Ken Jutsut”. Bokuden había participado en infinidad de duelos y batallas alcanzando fama, pero era su inteligencia y su filosofía lo que lo convirtió en un gran guerrero. Una vez viajando en una barcaza un espadachín lo desafió a combate y Bokuden le dijo que lo vencería sin siquiera luchar, todos los espectadores quedaron absortos por tal jactancia mientras los contrincantes eran acercados a una isla para emprender el duelo. Cuando el desafiante desembarcó, Bokuden le ordenó al barquero que se alejara ante los gritos de furia del guerrero. Bokuden le contestó, “Ya ves, esta es mi técnica de vencer sin luchar”. A BUEN ENTENDEDOR POCAS PALABRAS, NO?
Muy interesante tu blog y muy ameno para la lectura.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Espero mantener esa línea en mis publicaciones.
ResponderEliminarQue ingenioso el guerrero XD
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