lunes, 17 de mayo de 2010

38. El Estribo.



A veces uno piensa que las armas más importantes son las que obviamente poseen la capacidad de lastimar, pero muchas veces hay cambios imperceptibles que revolucionan el “arte” de dañar la “salud” física de un contrincante. Uno de esos inventos, que han logrado esa categoría, es el estribo.
Se sabe que el estribo era utilizado por los soldados chinos ya en el siglo IV d. C. Anterior a esa fecha puede encontrárselo en la India (entre siglo I y II a. C.) como un protoestribo que consistía en una cuerda que unía al dedo gordo del pie con la silla de montar. Son los hunos quienes lo introducen en Europa aproximadamente en el siglo V, aunque según ciertas fuentes los germanos lo utilizaron en la batalla de Adrianópolis (378 d.C.) para destruir para siempre a la “legión” romana.


Es en la época carolingia que el estribo se instala como parte fundamental del equipamiento militar, algunos sostienen que fue Carlos Martel (686-741) quien, luego de vencer en la batalla de Poitiers (732), lo adoptó de los árabes. Lo cierto es que hacia el siglo VIII aparecen iconografías que atestiguan su uso.
En el Tapiz de Bayeaux, efectuado para conmemorar la conquista Normanda de Inglaterra (Batalla de Hastings en 1066) aparecen jinetes montados con las piernas estiradas (estribo largo) y encajados en sillas rígidas. Estas son nuevas formas de hacer la guerra. El estribo largo permite una posición de piernas rectas que a su vez facilita la utilización de espadas más largas que con estribos cortos. Pensemos que hasta ese momento sólo la lanza era el arma fundamental del jinete, y esto se debe a que arrojar un mandoble excesivamente entusiasta bien podía provocar la caída. Pero además, es un sostén más firme para envestir o resistir las envestidas de lanzas u otras armas. Hay que añadir a esta postura la incorporación de otros adelantos en el combate: la silla de guerra alta con arzón delantero de protección, borrén posterior elevado y por lo tanto más envolvente de la cadera, correa pectoral para absorber los golpes. Todos estos cambios junto con la utilización de la lanza apoyada, firmemente asida entre la parte superior del brazo y el pecho, y las distintas formas de armaduras, harán del nuevo guerrero supremo “el caballero” el imbatible amo de la guerra por varios siglos.

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