Responsabilidades de las mujeres.
La señora del castillo y del feudo se encargaba de dirigir las tareas domésticas cotidianas. Aunque por lo general le ayudaban un mayordomo y un alguacil, tenía que encargarse de comprar las provisiones necesarias para todo el castillo, supervisar las actividades lucrativas, como la manufactura de telas y tapices, y gestionar la venta o intercambio de los excedentes agrícolas del feudo. También le correspondía atender a los huéspedes y visitantes. Cuando su marido se hallaba fuera ella se encargaba de la administración del castillo y de la gestión de las tierras vecinas. Además de todo ello, también debía ocuparse de criar y educar a sus hijos. En términos actuales podríamos decir que tenía que ser experta empresaria, una rigurosa contable y una avispada mujer de negocios.
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