sábado, 26 de febrero de 2011

54. La abundancia de espadas.


Hola amigos de la Esgrima Antigua, aquí nos encontramos de nuevo, desnudando los mitos y leyendas acerca de la espada, y de todo aquello que de alguna manera nuble la realidad histórica de la Edad Media.
Hoy les contaré sobre algo que mienten en las películas, la abundancia de espadas…
Cada vez que miramos una película, observamos una enorme cantidad de espadas en un sin número de personajes; desde clanes escoceses, ejércitos en batallas, o hasta una simple refriega medieval nos encontramos con una cantidad de estas armas. Pues bien, todo es falso, la espada era un símbolo, una posesión única de las cualidades caballerescas, del romanticismo y del honor. Quienes estaban destinados a usar tales armas eran precisamente los caballeros, seres “especiales” (en cuanto a su preparación y entrenamiento tanto mental como físico). Pero no solamente por ello, pensemos que las espadas eran muy, pero muy caras. Esto se debe a que son las armas blancas más difíciles de construir. No por nada sus constructores, los “espaderos” eran considerados verdaderos “maestros” y tenidos en mucha estima. La creación de armas era un arte cuasi esotérico y secreto que sólo se transmitía de padres a hijos, de generación a generación. Forjar espadas era un proceso muy largo y complicado, y por lo tanto su costo era muy elevado (demasiado y exclusivo). Sólo aquellos que tuvieran un enorme poder adquisitivo (los señores feudales) o los que pertenecían a un ejército profesional (de finales de la Edad Media) llevaban una. Por supuesto que luego de una batalla el saqueo de los cuerpos podía servir para armar a la gente pobre, pero no eran abundantes tampoco en los campos de batalla.
La mayoría de los combatientes rasos usaban una variedad de armas tales como hachas, martillos, mazas, garrotes, lanzas, alabardas o picas, que además de ser más baratas y fáciles de fabricar, en una mano ágil podía dar muy buenos resultados.
Termino diciendo algo muy sencillo, las espadas eran valiosas porque eran muy caras no tanto porque fueran bonitas, las armas enjoyadas se guardaban para colgar o como joyas en sí, y no para pelear (pero éste es otro mito).

jueves, 10 de febrero de 2011

53. Las mujeres del castillo.

Las mujeres cumplían distintas tareas en un castillo. Por lo general se encargaban del mantenimiento y las tareas domésticas, aunque había algunas que participaban en la defensa durante los asedios. A pesar de todo, los castillos estaban dominados por los hombres y vivían en ellos muy pocas mujeres. Una de las más importantes era la mujer del señor. Siempre tenía doncellas y sirvientas a su servicio, que solían ser las esposas de los hombres que trabajaban en el castillo. A excepción de estas últimas, la presencia femenina se limitaba a las trabajadoras, como la cervecera y las lavanderas.
Cuando un señor feudal moría, el control del feudo pasaba a manos del primer hijo varón, pero si éste era todavía demasiado pequeño, o no tenían hijos varones la esposa o la hija se convertían en las herederas y asumían el mando del castillo y de la heredad, lo que les permitía gozar de un gran poder y convertirse en auténticas dueñas y administradoras.

53. a- Las mujeres de los castillos.

Responsabilidades de las mujeres.

La señora del castillo y del feudo se encargaba de dirigir las tareas domésticas cotidianas. Aunque por lo general le ayudaban un mayordomo y un alguacil, tenía que encargarse de comprar las provisiones necesarias para todo el castillo, supervisar las actividades lucrativas, como la manufactura de telas y tapices, y gestionar la venta o intercambio de los excedentes agrícolas del feudo. También le correspondía atender a los huéspedes y visitantes. Cuando su marido se hallaba fuera ella se encargaba de la administración del castillo y de la gestión de las tierras vecinas. Además de todo ello, también debía ocuparse de criar y educar a sus hijos. En términos actuales podríamos decir que tenía que ser experta empresaria, una rigurosa contable y una avispada mujer de negocios.

53. b- Las mujeres del castillo.

Bordar era la principal distracción de las mujeres nobles. Los dibujos reproducían escenas religiosas o de caza con preciosas sedas de vivos colores y hebras de metales preciosos. Una vez terminados, los bordados se utilizaban para hacer cortinajes y ornamentos con los que se decoraban iglesias y capillas.