La base de la alimentación en la Edad Media era producto de las labores agrícolas directas de una población que vivía en un 90 % en el campo. La imagen que tenemos de aquellos años es de hambre y extremo trabajo. Veamos cuales son las realidades.
Las técnicas agrícolas tradicionales eran poco eficaces y las cosechas producían poco: los tubérculos eran pequeños y arrugados, el ganado daba poca carne y los cereales tenían el grano muy pequeño. Un campesino del siglo XIV se contentaba con cosechar unas 12 fanegas (lo que sería unos 55 kilos) de trigo por hectárea de tierra, mientras que las expectativas de un granjero moderno son de 140 fanegas por hectárea.
Los campesinos medievales eran muy conservadores y muy reacios a cambiar sus viejos métodos por otros nuevos, aunque comportaban notables ventajas. Pero no lo hacían por ignorancia, sino por precaución, pues cuando la cosecha era mala había que esperar hasta la siguiente para poder conseguir comida para alimentar a sus familias. Así pues desconfiaban de todo lo nuevo ya fueron cultivos, animales o aperos de labranza.
jueves, 25 de noviembre de 2010
49. a- Alimentación: La simiente o el reparto del hambre.
Los labradores debían reservar una cuarta parte del grano para utilizarla el año siguiente como simiente. Del resto una décima parte era para la Iglesia en concepto de diezmo (tributo). Parte importante debía darse al señor feudal en concepto de pago por uso del molino, el lagar o en forma de tributo de distintas cuestiones que agobiaban al campesino. Una parte de lo que quedaba se lo comían las ratas o se estropeaba, con lo cual el grano para hacer pan no era suficiente.
jueves, 4 de noviembre de 2010
48. Godendag.
En 1302, en la batalla de Courtrai, los habitantes de la ciudades flamencas de Brujas, Ypres, y Courtrai, iban armados, en su mayor parte, con las armas cortas de tipo personal para enfrentar al ejército de caballeros francés, muy superior y supuestamente mejor armados. Sin embargo los franceses encontraron una derrota total a manos de las milicias flamencas.
La reacción a esta victoria, (victoria de las clases bajas y medias), y al gran número de muertos de caballería francesa, causó un gran revuelo entre los nobles, caballeros, y las clases altas de la sociedad medieval. El arma que logró esta devastadora e inesperada victoria se llamada Goedendag (literalmente, "buenos días" o "buen día" en holandés), y lejos de ser una sofisticada arma de combate era básicamente un garrote grande, pesado y tosco armado con una afiliada punta de hierro asida a él por un pesado refuerzo metálico. Otro modelo es un bastón largo terminado en un trozo de madera con espinas de acero en secuencia.
Lo cierto es que esta arma pasó a los anales de la Historia por la deshonrosa derrota de los caballeros de Francia. En esa batalla por la defensa de Flandes, se enfrentaron la mejor caballería pesada de todo el Medioevo contra una más reducida tropa flamenca compuesta sobre todo de infantes reclutados y sin casi panoplia. Esta infantería, portaba solamente como arma principal estos "sobrevalorados" godendags, y una orden de Guido de Dampierre, conde de Flandes: "...no hacer ningún prisionero por pedir rescate, mas degollarlos a todos..." Así fue como con esta encomienda y los godendag, los flamencos consiguieron derrotar a la mejor tropa pesada de la Europa medieval en una cruenta batalla que se denominaría más tarde como "La batalla de las espuelas de oro". Considerándose una de las pocas y gloriosas batallas desiguales ganadas por la infantería a la caballería hasta ese preciso momento de la Historia.
Algunos han pensado tal batalla como el inicio de la decadencia de la caballería pesada, y muy a pesar de otras derrotas, los caballeros dominarían los campos de batalla hasta muy entrado el siglo XV...
La reacción a esta victoria, (victoria de las clases bajas y medias), y al gran número de muertos de caballería francesa, causó un gran revuelo entre los nobles, caballeros, y las clases altas de la sociedad medieval. El arma que logró esta devastadora e inesperada victoria se llamada Goedendag (literalmente, "buenos días" o "buen día" en holandés), y lejos de ser una sofisticada arma de combate era básicamente un garrote grande, pesado y tosco armado con una afiliada punta de hierro asida a él por un pesado refuerzo metálico. Otro modelo es un bastón largo terminado en un trozo de madera con espinas de acero en secuencia.
Lo cierto es que esta arma pasó a los anales de la Historia por la deshonrosa derrota de los caballeros de Francia. En esa batalla por la defensa de Flandes, se enfrentaron la mejor caballería pesada de todo el Medioevo contra una más reducida tropa flamenca compuesta sobre todo de infantes reclutados y sin casi panoplia. Esta infantería, portaba solamente como arma principal estos "sobrevalorados" godendags, y una orden de Guido de Dampierre, conde de Flandes: "...no hacer ningún prisionero por pedir rescate, mas degollarlos a todos..." Así fue como con esta encomienda y los godendag, los flamencos consiguieron derrotar a la mejor tropa pesada de la Europa medieval en una cruenta batalla que se denominaría más tarde como "La batalla de las espuelas de oro". Considerándose una de las pocas y gloriosas batallas desiguales ganadas por la infantería a la caballería hasta ese preciso momento de la Historia.
Algunos han pensado tal batalla como el inicio de la decadencia de la caballería pesada, y muy a pesar de otras derrotas, los caballeros dominarían los campos de batalla hasta muy entrado el siglo XV...
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