lunes, 18 de octubre de 2010

47. a- Salud: Las Letrinas (segunda Parte)

Aunque pueda parece extraño las letrinas no eran un lugar solitario. Era habitual que los usuarios se sentaran en semicírculo para poder charlar. Por lo general había mamparas para garantizar un poco de intimidad. Los excusados de más categoría disponían de una puerta propia o estaban al final del pasillo, donde quedaban un poco más disimulados.

La zona de las letrinas solía desprender un olor muy desagradable en verano. Ni tan siquiera los servicios privados de los reyes se libraban del mal olor. En 1286 el rey Eduardo I de Inglaterra escribió a su maestro de obras:
"el lugar donde se halla el excusado en mi castillo de Londres, es poco adecuado y huele bastante mal, por lo que os exhorto a construir otro excusado en un lugar más adecuado que dejo a vuestro criterio"
En algunos castillos se canalizaba el agua del "adarve" hasta el excusado para poder limpiarlo con agua de lluvia. Otro método para eliminar los malos olores era esparcir plantas olorosas por el suelo, de forma que al pisarlas perfumaban el ambiente. La ventilación era imprescindible, por eso muchos excusados tenían una ventana o un agujero en el techo.

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